El sábado salimos por la mañana para intentar llegar a la Pisada del Caballo, no lo tuvimos fácil, estaba totalmente embarrado y además había alambradas. Nada se nos resistió, los barros los llevamos a montones y las alambres, en unas reptando y en otras saltando, al final conseguimos llegar al lugar. Estaba impresionante, cascadas y saltos de agua había por todo el recorrido, un paisaje para no perdérselo y sigue lloviendo así que seguro que todavía mejora. Nos fuimos Alberto, Lola y yo, da gusto con ellos, no atascan con nada, nos llevamos los chubasqueros y los paraguas y no nos llovió así que el paraguas nos sirvió de bastón y lo necesitamos en muchas ocasiones. Seguramente esta primavera podamos repetir y seguir disfrutando del lugar.
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