Llevábamos ya unos días contemplando los tomates y viendo como se maduraban y al final y de acuerdo con el primo Jesús que ha colaborada en la consecución del fin nos decidimos por arrancarlos y hacer una merienda para comérnoslos. Vino Macu y los cuatro hicimos una barbacoa con la ensalada de tomates que fue lo más aplaudido aunque todo estaba muy bueno.
Pensábamos comerlo en la huerta pero no nos atrevimos a hacer allí la barbacoa por miedo al fuego porque los vecinos tienen en muy malas condiciones el terreno que pega a la huerta y está todo muy seco y además hacía aire así que al final lo hicimos en el garaje. Nos tiramos tres horas merendando y después tuvimos que ir a dar un paseo porque no podíamos con nuestro cuerpo.
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