martes, 12 de marzo de 2019

Nueva York. 24 de febrero a 4 de marzo.














Un viaje especial que hemos hecho a nuestros años y con nuestro hijo. Ha sido estupendo y hemos descubierto un lugar que conocíamos a través del cine y que no defrauda. Nunca se nos hubiera ocurrido ir si Alberto no lo pone en el candelero. El lo propuso y yo lo organicé lo mejor que pude, según ellos dos bien, era lo que había. Hemos aprovechado muy bien el tiempo y no nos hemos dejado sin ver nada que no lleváramos en el planning que preparé. El tiempo no ha sido bueno pero nos ha respetado las horas de paseo, nos ha nevado por las noches y luego aclaraba. La comida gracias al hotel que era español y que tenía desayuno europeo a la hora que nos coincidía con la hora de la comida nuestra nos ha salvado. Hacíamos la comida fuerte a las 8 de la mañana de allí que aquí eran las 2 y por la tarde las pizzas, los perritos, las hamburguesas y esas cosas. Hambre no hemos pasado para nada. Las horas de sueño difíciles de acoplar pero tampoco nos hemos encontrado cansados, hemos vuelto al hotel a medio día a descansar y lo hemos llevado muy bien. Hemos alucinado mucho con el lugar y nos ha llamado todo la atención. Nos ha resultado una ciudad muy fácil para  ubicarte y la gente muy servicial. Había mucha gente a cualquier hora pero no aglomeraciones, no hemos esperado colas en ningún sitio. Llevábamos reservado desde aquí para no hacer colas pero no hubiera sido necesario. En conclusión que no vamos a olvidar este viaje en lo que nos quede de vida. 

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