Era el día de la Patrona de Salamanca, La Virgen de la Vega, Marina con la gente de su pueblo acudía a la ofrenda floral y nos fuimos a verla. Mi intención era bailar con ella y disfrutar pero la cosa se torció porque confundí las fechas y la ofrenda había sido el viernes. Fuimos con Alberto y Lola así que decidimos dar una vuelta por Salamanca y ver el ambiente de la ciudad en fiestas. Estaba tan abarrotado por todos los lados que después de tomar una cerveza con la que solo nos pusieron unas míseras patatas de bolsa nos fuimos a Peñaranda a un sitio conocido donde sabíamos que no nos íbamos a quedar con hambre. Después de degustar cada uno lo que nos apetecía dimos un paseo por el pueblo y la casualidad hizo que nos encontráramos la grua de Teo recogiendo un Tolls Royce cuando bromeábamos con el hecho de que pudiera ser él. No era Teo porque estaba en Torrevieja sino Martín pero nos reímos con él por la coincidencia. Acabamos la noche en San Pedro con una copita y una charla, de las de solucionar los problemas del mundo, que tanto nos gustan.
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