No habíamos celebrado en Villaflor ninguno de los dos cumpleaños así que lo unimos a la jubilación de Marino y nos juntamos el maravilloso número de 13 personas a comer un corderito asado al más estilo segoviano. Vinieron Gela y Teo, Mari y Carmen, la abuela, Juli y Uge, Jesús y Macu, Fátima y Benito. La comida fue la mar de agradable como no podía ser de otra manera con semejante compañía. Poco a poco nos fueron abandonando todos menos Fátima y Benito que se quedaron a pasar el día con nosotros. Por la noche tuvimos un rato de los duros porque se puso malo tío Perpétuo y aunque llegamos a pensar en lo peor luego se ha recuperado y está tan espabilado. Así son las cosas hay días que dan para todo para bueno y para malo pero cuando se pueden contar como esta vez podemos dar gracias.
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