El día 20 nos juntamos, como habíamos quedado, con Alberto y Lola para comer y hacer una visita al Ayuntamiento que teníamos reservado desde hacía días.
Marino y yo visitamos primero la iglesia de San Antonio de los Alemanes que nos había aconsejado Alberto y que valió la pena porque es un goya auténtica. Visitamos también a Raquel en su trabajo en la Plaza Mayor y nos hizo mucha ilusión verla y más porque nos recibió con mucho cariño y se alegró mucho de vernos. Dimos unas vueltas por los puestos de la Plaza y disfrutamos del ambiente de Madrid que era muy agradable. Después nos juntamos con Alberto y fuimos a comer al Capricho extremeño donde se nos unió Lola al acabar su jornada laboral.
La visita al Ayuntamiento resultó muy amena y nos gustó mucho. Al terminar nos ofrecieron subir a un balcón de la Plaza y ver la panorámica desde lo alto y a mi me pareció un regalo de lujo. No pudimos resistir levantar el puño, un poco de rebelión a Gallardón y salimos tan animados.
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