lunes, 3 de noviembre de 2014

Por Alicante con Alberto y Lola. 1 de noviembre







Cuando vinimos para Torrevieja ya sabíamos que íbamos a coincidir algún día con Alberto y Lola en Alicante. Hablamos y quedamos en ser nosotros los que nos moviéramos ya que ellos venían solo el fin de semana. Nos fuimos a comer el sábado, ellos reservaron en un restaurante en una zona donde les habían aconsejado unos vecinos de Alicante y en el que acertamos con la comida. El arroz a banda estupendo, yo si viviera por aquí no se cuando me cansaría de comer arroz, lo hacen riquísimo por todos los sitios. La tarde unos vieron algo de fútbol y Lola y yo nos fuimos a ver el Casco Antiguo donde descubrí una Alicante que no me imaginaba. Fachadas vivas, llenas de flores y rejas preciosas. Calles empinada, con pasado árabe, a mi parecer. Subimos hasta la ermita de Santa Cruz, desde la que en Semana Santa, me contó Lola, hay una procesión que vale la pena ir a ver. La vistas panorámicas desde los alto espectaculares, el Castillo se divisa todavía más alto pero la ciudad y el mar dejan una vistas dignas de ver. Después nos fuimos a tomar un café al barco réplica del Santísima Trinidad, un navío español del siglo XVIII, que calló en la Batalla de Trafalgar. La visita está bien y el lugar para tomar el café nos gustó mucho. Después cenamos en un bar donde nos sorprendieron con una oreja a la plancha como no la habíamos comido en la vida y que estaba buenísima. La noche terminó con un taxi para ir a casa porque ya no podíamos con las piernas.
El domingo nos levantamos con la idea de ir a la playa y eso hicimos. Mientras se calentaba un poco el agua del mar fuimos a hacer una visita a un yacimiento arqueológico en El Campello. La Illeta dels Banyets. Hablan de documentación de la edad de Bronce, cultura ibérica, romana, islámica en el último periodo en el siglo XI. A mi las ruinas me encantan y esta tienen un paisaje maravilloso, me han encantado. Después al mar, ellos tres porque yo hice de fotógrafa. Comimos en el restaurante Casa Gloria, y fue una gloria caer allí porque comimos estupendamente. Aquí comida casera totalmente, entrantes, primero y segundo, todo productos del mar con la paella en última estancia. Marino como siempre la comida alternativa. Todo buenísimo. Desde allí un café de despedida y de vuelta a Torrevieja. Ha sido un fide estupendo, Alberto y Lola saben hacer como nadie de anfitriones. Se lo tienen todo pateado y saben a donde llevarnos que nos guste, son encantadores. 

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