El día de hoy ha sido el más duro pero también uno de lo más espectacular. Madrugamos mucho porque había muchos kilómetros para llegar a Colonia. Nos vuelve a parar la policía, ahora los alemanes, menos mal que todos muy amables y sin problemas. Llegamos lloviendo pero así y todo la catedral es una maravilla, por fuera y por dentro. Altísima con unas vidrieras enormes y vivas. Subimos a la torre 509 escaleras para ver unas panorámicas estupendas de la ciudad y del Rin. El crucero consistía en hacer 18 kilómetros por el Rin en barcos con servicio de bar y comedor. Llovía y no pudimos estar en cubierta pero fue muy bonito ver desde el río los pueblos de sus orillas y los montones de bancales de viñedo que parece mentira que lo puedas trabajar. A cenar llegamos a Frankfurt a un restaurante en un piso 25, del que no pudimos disfrutar de sus vistas porque era de noche. La cena fue muy original aunque no a todos gustó, comida preparada, monaditas, buffet, a mi me encantó. Al final llegamos al hotel ya con ganas de descansar porque eran las 9,30 y habíamos salido de Amsterdam a las 7,30 de la mañana. Yo creo que fue un día muy interesante y que valió la pena hacer los kilómetros por lo que disfrutamos con lo que vimos.
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