Una boda a la que llegamos llenos de nervios. Había que llevar a la abuela y era complicado después de llevar meses sin moverse pero la cosa resultó bien y el día pasó tranquilo. Vinieron Alberto y María a casa y fuimos los cinco juntos. La misa en la bonita iglesia de Fontiveros y la comida en Las Cabañas en Peñaranda estupenda. Marta y Dani tan majos como siempre, nos juntaron a cerca de doscientos y lo pasamos muy bien. Nosotros volvimos a Villaflor a las 10 de la noche pero el resto estuvieron hasta las 2 de la mañana porque la juerga continuaba en otro local con cena y bebida.
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