Alberto apareció en Villaflor casi por sorpresa y digo casi porque Marino no entendió el mensaje y destripó la sorpresa pero no por eso fue peor. Solo estuvo una noche pero lo disfrutamos un montón. Por la tarde de visitas y paseo por las huertas y por la mañana nos fuimos a andar los dos. Hicimos el recorrido que hago yo todas las tardes de hora y media o así, y nos pusimos al día porque llevamos sin echar una parrafada tan larga ya un par de meses al menos. Comió y se marcho pero nos dejó muy buen sabor de boca.
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