martes, 10 de abril de 2018

La merendilla en Villaflor 7 de abril







Nos fuimos a dar otra vuelta a Villaflor para ver si se podía hacer algo en la huerta y resultó muy difícil, el viernes hizo buenísimo Marino sembró las patatas a todo correr nada más llegar y después de comer los garbanzos, le ayudé un poco y ya no dio tiempo a más. El sábado ya el tiempo había cambiado y hacía malísimo. No dejaba de llover a ratos pero decidieron hacer la comida en el campo aunque cayeran chuzos de punta. Yo pensé no ir pero al final me convencieron y tapada con mil capas fui y hubo suerte, el rato de comer respetó la lluvia y hasta salió un ratito el sol. Nos juntamos un grupito bueno y lo pasamos bien. Llevaron una carpa y en algún momento nos resguardamos pero sin mucha necesidad. Llegar fue casi lo peor, el coche llegó de barros que no se sabía del color que era y las botas irreconocibles. Al llegar a casa cayó una buena granizada pero nosotros ya estábamos a resguardo. Cómo quedó comida repetimos el domingo, este día ya fuimos menos y hacía incluso peor pero allí pasamos el rato al lado de la lumbre. La verdad es que da gusto, no se renuncia a nada y tiran para adelante con todo. Después nos fuimos a Avila a ver a la pequeñaja que está para comérsela, nos la dejó la madre y disfrutamos un montón de ella. El lunes de vuelta a Alcalá, con el tiempo así no apetece nada estar en el pueblo, es difícil andar por los caminos y para eso prefiero Alcalá que puedes ir a mil sitios. 

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